viernes, febrero 10, 2006

El precio de la Fama

Mi nombre es Maximilian Alexander y como lo indica mi nombre soy un hombre destinado a la grandeza.
Nací hace 30 años en Londres, hijo de un comerciante y una hermosa dama.
Mi padre era un hombre rico pero anciano y mi madre hermosa, cruel, le hizo creer que lo amaba.
Mi infancia fue una obra de teatro permanente, y yo me converti en actor, guionista de mi propia vida.
Fui creciendo y adoptando diferentes papeles, tantos que ya no se podia diferenciar cual era el verdadero.
A travez de los diferentes papeles, aprendia a ver las reacciones de la gente.
Queria escuchar sus aplausos, sentir su admiración.
Empeze a ejecutar pequeñas obras en donde vivia.
Mucha gente las veia, los periodicos retrataban todas mis obras pero no les gustaban.
Abominable, horroroso, monstruoso. Los genios siempre son incomprendidos en su epoca.
El esfuerzo que ponia en buscar locaciones, el vestuario, la postura de mis protagonistas, nada quedaba librado al azar.
Ensayos tras ensayos, modificando cada cosa, recreando la escena en mi cabeza para que todo quedara perfecto.
A lo largo del continente, diferentes autores trataban de imitar mis obras pero les faltaba estilo, la postura de sus protagonistas era desprolija, las locaciones pobres, la ejecución de la obra apresurada, falta de ritmo.
La gente veia mis obras, pero que la critica no reconociese mi talento me molestaba.
Decidi hacer mi ultima obra, la mejor de todas, mi obra de arte.
Ensaye los dialogos, las respuestas, los gestos.
Busque las mejores locaciones.
Todos verian mi grandeza, finalmente recibiria el trato que merece un genio como yo.
Solo faltaba la protagonista, algo distinto, algo especial.
Entonces la vi, tan dulce, tan delicada.
Fragil como una rosa en invierno, timida, sensual aún a pesar de ella.
Me acerque a ella y supe que era la indicada para el papel, esta seria una obra que nadie se olvidaria jamas.
Todo salio perfecto, los dialogos, los gestos, parecia como si danzaramos.
El ritmo era perfecto, y ella se amoldaba a su papel como si no estuviese actuando.
Era el momento del climax, la danza de amor y muerte pronto terminaria, tan llena de gracia, de belleza.
Un pequeño gesto y ella yace en el suelo, su postura es perfecta, el vesturio resalta su belleza.
La forma y el color, tanto estilo reunido, tanta hermosura sobre el escenario.
Mis admiradores corren hacia mi, tratando de ver la magia de mi obra.
-Llegamos tarde, ya lo hizo.
-No se preocupen, queridos mios, esta obra ha bajado el telon pero pronto ejecutare otra nuevamente.
-Maldito loco, ¿crees que esto es un juego?
-Escuchen,escuchen los aplausos a mi gloria, a mi grandeza.
No he ejecutado mas obras, pero aún puedo escuchar los aplausos de mi audiencia que me aclama.
Pronto alguien retomara mi obra, y los aplausos se oiran de nuevo.

Diego

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