miércoles, febrero 15, 2006

José

Las zapatillas de José eran de buena marca, y él se vestía con estilo. Pero José, era un hombre triste.
José era un hombre triste a pesar de los descuentos que obtenía en las ferreterías, y pese a que todos los viernes se tomaba un helado de limón que valía tres con cincuenta, José era un hombre triste.
Los domingos por la tarde José iba al Club, jugaba un par de deportes con amigos y volvía a su casa, para sacar a pasear al perro. Porque José...tenía amigos. Amigos que lo querían y que le hacían buenos regalos para su cumpleaños. Pero José, era un hombre triste.
José tenía un departamento en el piso cuatro con vista a una linda plaza, llena de gente que como él, sacaba a pasear al perro.
Los viernes, cuando José volvía a su casa después de haber tomado un helado, hacía unos llamados de trabajo, hablaba un poco con la señora que le limpiaba la casa, y cuando ella se iba, José prendía la tele y veía partidos de un extraño deporte llamado ajedrez... al cual José, nunca había entendido.
José iba al psicoanalista, y aunque había tenido una infancia bien vivida, José era un hombre triste.
José siempre tenía preparada la bolsa de agua caliente, porque los martes por la noche un frío inhóspito se apoderaba de él, y él, era un hombre triste.
A José mucha gente le debía plata, pero era un hombre triste, y esos temas no le interesaban.
De a ratos se preguntaba cómo hacían los caballos para dormir parados, José encontraba incómoda esa pose para relajarse. O quizás regaba sus begonias pensando de qué color el piso de su casa quedaría más bonito, pero poco le importaban las respuestas, pues José, era un hombre triste.
Esta es la historia de un hombre triste llamado José, que un día, fue feliz.

1 comentario:

Locura de nuestra mente, hecha palabra dijo...

Penny, impresionante la historia, sin moralejas, que asi como comienza termina.
Me gustan estas historias de cosas comunes, al igual que Julito, aúnque posta ese durante mucho tiempo no crei que existiese.
Realmente encantado que vuelvas a escribir aca, se te extrañaba.
Diego